Investigadores cómo (Cunningham 1992), apuntan a que la falta o incapacidad de expresar emociones pueden causar una actividad inmune disminuida, permitiendo a los tumores crecer más rápidamente. Sobre el mismo tema, Dreifuss-Kattan (1990) plantea que la represión de emociones tiene un papel importante en el diagnóstico y progresión de un cáncer. Es necesario hacer el alcance que las emociones no son las causantes de una enfermedad (Stearns et al 1993), por el contrario, la expresión de estas puede tener aspectos beneficiosos sobre la salud física y psicológica (Achterberg 1985) George Solomon (1985)109 uno de los pioneros en el campo de la psiconeuroinmunología, dice “todas las enfermedades son multifactoriales en su causa, inicio y curso, la enfermedad es el resultado de la interrelación entre agentes etiológicos específicos (como bacterias, virus y carcinógenos) y factores genéticos, endocrinos, emocionales y comportamentales”. Esto no solo se centra en la aparición de un cáncer sino que hay estudios en los que se demuestra que el aumento de los niveles de estrés también repercute de manera negativa en la salud, creando condiciones dentro del cuerpo las cuales finalmente pueden desembocar en una enfermedad (elevando los niveles de colesterol, creando desbalances hormonales, debilitando el sistema inmune, etc.) (Sattilaro 1984).
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